¿Qué actividades son las mejores para trabajar con él en el aula? A día de hoy, todavía se siguen planteando cuestiones sobre la viabilidad de la inclusión del alumnado SD. Pues bien: un niño con síndrome de Down puede desarrollar todos sus potenciales dentro de centros ordinarios y convertirse en un modelo de esfuerzo y trabajo para el resto de sus compañeros de clase.
El papel del educador —siempre que cuente con formación en Necesidades Educativas Especiales— es, sin lugar a dudas, fundamental para la inclusión de estos alumnos. Un profesional cualificado está preparado para entender cómo aprenden estos niños, detectar sus competencias fuertes y elegir aquellas estrategias didácticas que permitan sacar el mayor provecho de su trabajo diario en el aula.
¿Cómo trabajar con un niño síndrome de Down en el aula?
Los rasgos físicos en niños con trisomía en el par 21 suelen ser muy parecidos, incluso reconocibles. Sin embargo, el desarrollo cognitivo y sus competencias perceptivas, lingüísticas o sociales son muy diferentes de un niño a otro, a pesar de que tengan la misma edad. Además, las variables ambientales —como el entorno en el que ha crecido o la estimulación que ha recibido en sus primeros meses de vida— marcan claras diferencias.
Por lo tanto, un buen consejo a la hora de trabajar con estos alumnos es obviar los estereotipos para poder ofrecerles una respuesta educativa coherente con las necesidades y la personalidad de cada caso. No obstante, y siempre sin olvidar este precepto, aquí se presentan algunas estrategias y actividades de aula acordes con las NEE más comunes de este alumnado.
Necesidades cognitivas
Los niños con síndrome de Down son muy capaces de aprender, aunque su ritmo de aprendizaje suele ser más lento. Su capacidad de atención y memoria también son menores. Para superar estos déficits están las clases de refuerzo individual con el especialista. ¿Qué puede aportarle el maestro en el aula ordinaria? Mucho.
En primer lugar, es importante que le haga partícipe de las actividades. Utilizar técnicas de repaso, por ejemplo, ayudan también a asentar los conocimientos. Y para que le resulte más fácil comprender los contenidos de una materia, conviene que el maestro descomponga la información en niveles intermedios y en grados de dificultad. Los alumnos SD, en general, son buenos observadores. Si esta información se presenta por pictogramas, dibujos o vídeos, retendrán mejor los conceptos claves y las instrucciones que componen la tarea. Es habitual que estos niños se cansen o pierdan la atención rápidamente, así que conviene programar actividades en el aula breves y de contenido variado.
Potenciar su autonomía
La inclusión en la escuela ordinaria es el primer escalón para la normalización y adaptación de las personas con SD en la sociedad. Para ello, desde el inicio de Educación Infantil es vital enseñarles a ser independientes: empezando con el cuidado personal, el uso de materiales de clase o a la hora de desplazarse por el centro.
¿Cómo se le puede enseñar a ser autónomo?
Estableciendo claras rutinas en clase e instruyendo al niño en cada una secuencialmente, paso a paso. Es importante que pueda acceder a los materiales escolares por sí mismo para evitar que siempre pida ayuda. También es aconsejable encargarle pequeñas responsabilidades dentro del aula y, muy especialmente, cuando trabaje en equipo con los compañeros de clase. Se sentirá tan válido como el resto de sus iguales y mejorará su autoestima.
Aprendizaje sin errores
Es frecuente que los niños con síndrome de Down se perciban a sí mismos como “poco capaces” y eviten ciertas actividades por miedo al fracaso. Una estrategia para motivar a estos alumnos es, además del refuerzo positivo, crearle expectativas de éxito, es decir: presentar al niño tareas a desempeñar ajustadas a su nivel de desarrollo, que conozca y en las que se desenvuelva bien, para que pueda resolverlas sin problemas.
Mejorar sus habilidades sociales
Los SD son buenos imitadores, una fuente de inspiración son sus compañeros. Una actividad que se puede implantar en clase son las sencillas representaciones de teatro en grupo y que recreen situaciones cotidianas.
Trabajar su expresión verbal
Los Down manifiestan problemas en la motricidad bucal y la respiración, factores que impiden una buena articulación del lenguaje. Además de la terapia con el logopeda —clave para estos niños— el maestro puede reforzar la expresión verbal a través de los ya mencionados role-playing. Otro recurso: el uso de tarjetas de emociones, donde se representan situaciones cotidianas, para que las vaya describiendo oralmente.
Motricidad
La hipotonía o los problemas de desarrollo postural son las causas principales de que estos niños muestren déficits en sus competencias motoras. La práctica deportiva y los juegos que comprendan actividades físicas (como lanzar pelotas, ejercicios de yoga para entrenar el equilibrio y posturales) son básicas para mejorar su motricidad base y la coordinación.
A la hora de practicar la motricidad fina se aconseja comenzar con actividades que refuercen la musculatura de las manos. Por ejemplo: hacer figuras de plastilina o arcilla, jugar con marionetas de dedos o realizar ejercicios con pelotas antiestrés…
En resumen: la flexibilidad y creatividad del maestro a la hora de utilizar nuevos recursos y metodologías pedagógicas lo es todo en el trabajo con niños síndrome de Down. Una experiencia apasionante y, sobre todo, gratificante a nivel profesional y personal. Para ello es fundamental una buena formación para contar con competencias suficientes para atender a la diversidad, como el Máster Universitario en Educación Especial de UNIR.
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