La motricidad es la estrecha relación que existe entre los movimientos, el desarrollo psíquico, y desarrollo del ser humano. Existen dos tipos de motricidad: la motricidad gruesa y la motricidad fina. La gran diferencia entre ellas, es que la motricidad gruesa es sólo hacer movimientos, mientras que la fina son los movimientos que se coordinan con los órganos sensoriales. Es el dominio de los movimientos finos de la mano, de los pies, la coordinación óculo-manual, óculo pedal, la orientación espacial y la lateralidad. Implica precisión, eficacia, economía, armonía y acción.
1. Adivinar objetos con los ojos tapados, solo con el tacto
2. Modelar con arcilla o con plastilina
Puedes realizar varios ejercicios con la plastilina: hacer figuras, crear bolitas cada vez mas pequeñas o incluso presionar sobre ellas para aplastarlas.
3. Reproducir construcciones realizadas con bloques
Yenga es el juego que buscas. Un juego tradicional de madera, ideal para jugar en familia. En cada turno, hay que quitar un bloque de madera de la torre y ponerlo en la cima. ¡Atención a que la torre no caiga!
4. Desarrollar la agilidad de los dedos
Si el niño trabaja la agilidad de los dedos desarrolla al mismo tiempo su capacidad de concentración y el control de la motricidad. Existen varios juegos como enhebrar o realizar lazos, pulsar las teclas de un piano…Aquí tienes unas cuantas ideas:
5. Recortar con tijeras.
Dibujar figuras en una hoja y cortar con las tijeras por el centro o uniendo puntos marcados.
Te aconsejamos el KIT DE MOTRICIDAD FINA: ¡súper lúdico y divertido!
Ideal para trabajar la sujeción en forma de pinza, la agilidad y fuerza de los dedos, coordinación para utilizar las tijeras, coordinación ojo-mano… Incluye: 1 pinza normal, 1 tijeras, 1 pipeta, 1 pinza cuchara.
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