Durante el proceso de la Evaluación Psicopedagógica, el profesor deberá identificar las barreras para el aprendizaje y la participación que están limitando la inclusión del alumno. Es importante identificar los obstáculos arquitectónicos, pero sobre todo los actitudinales y curriculares para ofrecer los apoyos materiales y didácticos necesarios al alumno ciego o con baja visión y pueda aprender y participar.
Cuando se detecta a un alumno con discapacidad visual parcial, entonces se deberá evaluar qué tanto ve para saber qué adaptaciones se tendrán que realizar; por ejemplo, observar los lugares en donde él prefiere estar, la luz que más le acomoda, las actividades que prefiere hacer; si se le dificulta alguna actividad en especifico o el lugar donde la realiza.
Asimismo, es importante considerar las diversas formas en la que un niño con baja visión puede ver y el profesor deberá tomar en cuenta varios aspectos, por ejemplo, qué tamaño de imagen percibe mejor, con qué iluminación, qué contrastes le favorecen (algunos alumnos ven mejor si los objetos son azules y el fondo del papel es amarillo), a qué distancia debe colocarse el libro y cuál es la posición de su cabeza y ojos en la que puede distinguir mejor los objetos, personas e información de los libros, entre otras.
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