Trabajar las emociones en el aula.

 

Encontrar el mejor MOMENTO.

Es necesario que cada maestro o profesor sea capaz de encontrar el momento adecuado durante el día para trabajar en emociones con los niños, por lo que antes de empezar a pensar en las actividades, primero hay que escoger el momento idóneo para hacerlo.

10 minutos cada mañana.

Y antes de comenzar la ‘rutina’ diaria, de forma que estén más receptivos a las emociones y al buen hacer de sus compañeros.

10 minutos antes de volver a casa.

Si es posible, se puede trabajar lo que se hizo a primera hora de la mañana para ver si ha repercutido en su jornada en la escuela y también para que puedan reflexionar sobre ella de forma global.

Asamblea: 1 vez por semana.

Si por el estilo de las clases o la organización del centro educativo, no es posible trabajar las emociones cada día, se puede dedicar una hora a la semana y hacerlo en forma de Asamblea… Quizá suponga un trabajo extra, pero los alumnos se sentirán mejor cada día.

Siempre que sea necesario.

Otra opción es trabajar las emociones siempre que sea necesario, es decir, cuando ocurren circunstancias en el día a día que obligan a trabajar las emociones para conseguir buenos resultados de comunicación o de interacción entre iguales.

Marcar un objetivo

Las emociones se pueden trabajar a cualquier edad, tanto en adultos como en niños, pero es necesario recordar que a los más pequeños les gusta jugar y que de esta forma aprenderán mejor. Una vez decidido el tiempo que se destinará a trabajar las emociones, es necesario tener una meta clara para el grupo de alumnos. Así, el alumnado debe entender, por ejemplo, qué es la felicidad (o cualquier otra emoción) y cómo se debe trabajar cada día para lograr buenos resultados. A continuación, os mostramos qué tipo de actividades pueden practicar para identificar sus emociones y aprender a influir sobre ellas.

En la práctica…

  • Es necesario buscar actividades para trabajar la conciencia corporal y compararlas con emociones como sentir mariposas en el estómago, un vacío en el interior, la cabeza nublada… Es una forma de que los niños entiendan cómo el cuerpo y las emociones están totalmente conectadas.
  • De igual modo, es importante que los niños entiendan la importancia de la calma y aprendan a autorregular su conducta. De esta forma, al modificar su estado físico pueden cambiar el emocional. Para ello, es posible llevar a cabo actividades de relajación, como respiraciones lentas y profundas que les permitan calmarse y dejar el estrés a un lado.
  • También es posible conseguirlo a través del movimiento: saltando para liberar emociones y parando para encontrar el equilibrio. Así, podrán comprobar que la acción conduce a la calma. El ejercicio dirigido puede cambiar el estado físico de los estudiantes y, por tanto, también el estado emocional.
  • Otra posible actividad es invitar a los niños y niñas a expresar sus emociones: se puede hacer a través de colores, reconocer las emociones propias o en los demás, etcétera. Hacer juegos para expresar y nombrar las emociones haciendo que actúen para entenderlas y adivinar cuáles son les ayudará a entender las emociones propias o las de sus compañeros de clase.
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