Beneficios del arte en personas con discapacidad.

 El arte es un magnífico vehículo de expresión. Permite desarrollar la imaginación, potencia la autonomía y favorece la integración. Sus beneficios son indiscutibles y, por ello, se aprovechan para mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad.

La creatividad artística es un bien común. En mayor o menor medida, todas las personas son capaces de desarrollarla si encuentran el entorno adecuado. Su objetivo es potenciar la creatividad para mejorar la salud "en la medida de lo posible". "Está comprobado que la salud de las personas mejora cuando sus trabajos se exponen en galerías y, de alguna manera, su esfuerzo se ve reconocido".

Esta asociación organiza talleres de pintura, fotografía, artes escénicas, cerámica, escultura o música, a los que acuden personas con y sin discapacidad. De esta manera, se facilita también la integración social a través del arte, ya que cada persona "aporta su ayuda, ilusión y conocimientos". "Esta aportación es muy enriquecedora, el contacto directo hace que los alumnos puedan establecer relaciones que, de forma gradual, consiguen una plena integración", explican en la entidad.

"La salud de las personas mejora cuando sus trabajos se exponen en galerías y, de alguna manera, su esfuerzo se ve reconocido"

Las personas que acuden a la asociación comparten inquietudes artísticas o creativas, pero además presentan, en su mayoría, alguna dificultad mental de naturaleza crónica o transitoria. No es necesario tener unas aptitudes o habilidades específicas. Se realizan actividades con artistas, personas interesadas, familiares, amigos y, en general, con todos aquellos que tienen interés en la creatividad, el arte y la cultura. El fin último es atender, a través del arte, la demanda de actividades de ocio y tiempo libre.

Profesionalización

El arte puede ser entendido como terapia o como educación artística. Al menos, ésta es la aspiración de la Fundación Igualarte. Según explica su presidenta, Cristina Lago, el objetivo es que "se empiecen a valorar las potencialidades de la persona, no su cociente intelectual". Se busca que la expresión artística se convierta en una salida profesional, en lugar de una terapia, para las personas con discapacidad. "Hay que empezar a entender que el arte forma parte de su vida", precisa Lago.

"Tienen que empezar a valorarse las potencialidades de la persona, no su cociente intelectual"

La Fundación Igualarte trabaja con personas que tienen necesidades educativas especiales o alguna discapacidad. Los alumnos y alumnas tienen "entre 2 y 50 años". Se organizan grupos por edades, se busca una metodología adecuada para cada grupo y se adaptan los materiales a sus necesidades, de manera que puedan vivir la plenitud del arte. Hay talleres de canto, baile, expresión corporal y teatral, educación musical y expresión plástica. Los alumnos y alumnas pasan por todas estas disciplinas antes de decidirse por una.

En total, la formación dura varios años, por lo que el objetivo es que la Fundación sea reconocida como escuela artística para que quienes acuden a ella puedan obtener un título o formar una compañía profesional. En definitiva, se trata de que el arte emocione y no deje indiferente a nadie, "pero por el arte en sí mismo, no porque lo realizan personas con una discapacidad", recalca Cristina Lago. "Hay personas que no pueden tocar con la mano, pero tocan con la barbilla o con un pie y hacen música igual", añade.

Síndrome de down

Las personas con síndrome de down tienen un don especial para el arte. Sobre todo, destacan en danza y en pintura. Sus dibujos se caracterizan por colores muy brillantes y líneas simples, mientras que en el baile “no son Nureyev, pero el resultado es muy satisfactorio”, apunta Víctor Ruiz, responsable de Arte Down. Con sus propias singularidades, conforman todo un universo artístico.

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Las personas con síndrome de down pintan lo que ven, tal y como lo ven. Sus creaciones son directas, muy emocionales y positivas. Incluso algunas han encontrado una salida laboral a través del arte. “Varias empresas ya nos han comprado algunos cuadros”, revela Ruiz. La finalidad es mantenerse en este camino para que las ventas sean una fuente importante de motivación, que mejore las posibilidades de inserción laboral.

Los cuadros que pintan las personas con síndrome de down les permiten expresarse mediante su creatividad y expresividad “porque viven mucho tiempo incomunicados”. Además, la Fundación Síndrome de Down de Madrid organiza clases de bailes de salón, cursos de pintura, literatura y manejo de ordenador para fomentar la socialización y que aprendan a navegar por Internet, por ejemplo, “como cualquier otra persona”. Se trata de ocupar su tiempo de manera útil y facilitarles el acceso a aquellas disciplinas que más les gustan.

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About Rosales, Ariana.

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