1- Físico: Andar, correr,
escarbar, saltar, levantarse y sentarse, cargar con el cubo lleno de arena… son
ejercicios físicos que activan su sistema muscular y óseo, además podrán
adquirir una mayor habilidad motora, ya que el entorno es diferente al que
normalmente se suelen mover. También desarrolla la motricidad fina al usar las palas
o los rastrillos y manejar la arena con los dedos.
2- Cognitivo: Jugando no se dan
cuenta de que van adquiriendo pequeños conceptos nuevos como el de lleno,
vacío, los diferentes pesos o la relación de causa y efecto. Los distintos
moldes les hacen apreciar los volúmenes y las formas.
3- Creativo: El juego simbólico en el que una
montaña de arena se convierte en un precioso castillo de princesas, o un
agujero en una plaza de garaje, desarrolla la imaginación y la creatividad. La
arena puede convertirse en todo lo que uno quiera, circuitos de carreras, nos
podemos momificar como los egipcios, o podemos ser niños con colas de sirena…
4- Sensitivo: La arena nos hace
desarrollar uno de los principales sentidos, el del tacto. Solo con
sentirla y dejarla escurrir entre los dedos, el niño experimenta sensaciones
nuevas, la puede apretar o lanzar al aire y manejarla a su antojo.
5- Conexión con el entorno: Jugar al aire libre y mezclarse con
otros niños aporta grandes beneficios. Se socializa, desarrolla el juego en
equipo, interactúa, aprende nuevas palabras, siente la conexión con la
naturaleza, visualiza un nuevo entorno y aprenden a limpiarse después del
juego.
0 Reviews :
Publicar un comentario